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jueves, 25 de noviembre de 2021

COSTA BLANCA TRAIL 29 KM 2000 + TPC



    El comienzo de esta aventura se sitúa allá por abril o mayo cuando me incitaron a inscribirme en los famosos trails Costa Blanca. Apenas sin ser consciente de lo que se me venía encima, me apuntaron a una de sus carreras. Estas carreras me sonaban como algo grande y gordo con sus subidas verticales, sus pareces y la belleza de sus cumbres, Aitana, Puig Campana, Serrella, etc.

 


    En un principio, no me preocupé demasiado puesto que quedaba tiempo de sobra. El verano pasó y dejé de correr por cerros para hacerlo por asfalto a la orilla de la playa haciendo lo que más me gusta, que es posturear. 
    Sin embargo, en septiembre las cosas cambiaron. Probé a entrenar en Villaverde del Guadalimar con el track de la media maratón. Me vi súper verde, valga la redundancia, y torpe en las bajadas y fatigada en las subidas. La Sarga se me hizo eterna y me caí mil veces de culo bajando los Picarazos. En ese momento, me planteé abandonar este reto del Costa Blanca Trails. Pero, como abandonar no es una opción para mí, pedí ayuda a Carlos Jiménez para preparar la fuerza, tan necesaria en los "tutes" de montaña. Poco a poco, empecé a notar mis piernas más duras y resistentes y  mi abdomen y espalda soportaban los casi tres kilos de la mochila. Además, me apunté a la Escuela de Atletismo de adultos y, por primera vez, hacía series en pista de esas que echas el corazón por la boca. A todo ello, le sumé tiradas por el monte con Juan Santos que me enseñó cómo bajar mejor sin poner el culo como en Peña Palomera o en la bajada del Puig Campana y cómo usar los palos para subir mejor.
    Entre mis entrenamientos montañeros, recuerdo los 24 km con 1600+ en la sierra de Alicante, subiendo el Ponoig y el Puig Campana por el vertical. También, recuerdo las dos subidas y bajadas a la Albarda de Ayna para acumular desnivel. Después, vino el terrorífico entrenamiento sin apenas dormir de 23 km por la sierra de Alicante donde tuve que recortar y volver al coche con las malas sensaciones que tuve.  Y, por último, el entrenamiento en Yeste, desde Collado Tornero al Mentiras bajando y penando por Peña Palomera con el Jorro de postre, total 26 km y 1800+.



 

    Gracias a la fuerza con Carlos, me recuperé bastante bien de las palizas, pero llegó la semana previa a la gran cita y pillé el catarrazo del año.
Además, se me juntó con un accidente en el cual me reventaron mi Toyota. Esa semana no puede entrenar ni dormir bien. Estaba desesperada y sucumbí al cloro o CDS que me ofreció una compañera, como D. Trump. Ingerí el cloro y bien de frutas cítricas. Pero no lo tenía nada claro.  El reto deportivo más importante de mi vida y yo hecha unos zorros. 
El sábado llegamos a Finestrat. Se disputaban las carreras de 100 km, 75km y 46 km. 
El pueblo era la catedral del trail running nacional. ¡Menudos portes tienen los corredores valencianos de trail!
Recogimos los dorsales y nos fuimos a Santa Pola a descansar. Esa noche fue un no parar de darle vueltas a la cabeza entre correr y no correr. Estaba preparada, pero me sentía fatal. Además, no paraba de llover, el terreno estaba bastante mal y era muy técnico. Así que amanecí a las cinco y decidí no correr. Sin embargo, algo dentro de mí me empujó a intentarlo aunque tuviera que retirarme y así lo hice.




 

                Me vestí de Chinguan trailera y nos dirigimos a Finestrat. Al llegar, la cima del Puig no se veía porque estaba cubierta por una espesa niebla y diluviaba. Me puse en línea de salida súper concentrada y arranqué. El primer kilómetro de salida del pueblo es en asfalto y con mucha cuesta. Troté despacio para no agotarme y empezar el ascenso al km vertical. Me sentía genial. Los bastones fueron el gran descubrimiento. Llevé un ritmo constante de subida sin pararme a tomar aire en ningún momento. Adelanté a algunos corredores y eché mano a la roca cuando la inclinación no me dejaba avanzar. Coroné la cima en 1 h y 46 minutos y lo mejor de todo es que llegaba fresca. Ahora tenía que bajarla y agarrarme muy bien a las piedras para no resbalarme. Fui segura y concentrada. La superé sin dificultad. En el primer avituallamiento en el Coll del Pouet, cogí un trozo de plátano y seguí corriendo. Llevaba un camel de 2 litros y no me hizo falta rellenar nada. La senda hacía Polop me pareció preciosa y corrible. Corrí con una sonrisa todo el tiempo de verme fuerte y segura. 
    De repente, en una bajada bien pronunciada hasta arriba de barro, me resbalé y caí de rodillas al suelo. Mi rodilla derecha impactó de lleno con una roca escondida bajo el barro. Me mareé algunos segundos que tuve que parar y tomar aire. Se me escaparon algunas lágrimas de dolor, pero algo de dentro me impulsó a seguir. La senda era una pista de patinaje marrón. El segundo avituallamiento en Polop me dio energía en forma de pizza para afrontar la siguente subida gorda, 700+ en 5km. Saqué los palos y puse mi ritmo de tractor constante. Al final llegamos al collado blanco y empezaba una senda muy corredera y bonita de camino al último avituallamiento en el Mas del Oficial. Corrí sin parar aunque con dolor en la rodilla. Disfruté mucho de esta senda adelantando y avanzando a pesar de los kilos de barro. En el último avituallamiento tomé un puñado de conguitos con barro y saqué los palos para subir los últimos 200 metros positivos. En cuanto llegué al collado, empezaba la bajada al pueblo, una senda preciosa llena de rocas y raíces de árboles. Ya empezaba a ver el km 29 en mi Garmin y estaba fuerte. Entré en meta en 6 horas y 1 minuto feliz y agradecida de haber conseguido superar mis miedos al barro, a la distancia, al desnivel y, sobre todo, a la montaña.
Esta carrera me ha servido para hacerme más fuerte de mente y cuerpo y para superar los miedos que me bloquean en la vida. 










lunes, 19 de abril de 2021

TRAIL ULTRA SIERRA NEVADA 2021

 Desde la crónica del gran Patxi de su maratón de Sevilla, este blog ha estado parado por culpa de esta maldita pandemia. Es por ello que quiero retomar las entradas al blog, porque quiero compartir con vosotros mi experiencia, pero sobre todo, porque volver a las carreras y a las viejas costumbres, es un chute de ánimo que nos hace visualizar, no muy lejos, la meta de esta carrera tan difícil que está siendo el COVID.

Esta ha sido de largo la carrera con la preparación más larga que haya hecho nunca, y no solo por la dureza de la misma, sino porque desde que iba a celebrarse originalmente en Julio de 2020, la retrasaron a Noviembre 2020 y finalmente a Abril de 2021, ¡vamos, que llevo entrenando desde marzo del año pasado! No será por preparación…

 

Han sido horas y horas de series en asfalto, series en cuesta, tiradas cortas, tiradas largas,… las mayoría de ellas solo (tener un niño pequeño me lleva a salir a horas intempestivas), pero también muy bien acompañado de mis compañeros Chinguanes (Lucia, Patxi, Amador, Juan, Ana, el socio…), de mis hermanos y, sobre todo de las cabricas de Chinchilla, bueno perdón, del Centro de Alto Rendimiento de Chinchilla.  Porque he entrenado en Ciudad Real, en los Pirineos, en la Sierra de Aitana, Jorquera, Valdeganga, Yeste, Nerpio,...pero las sendas de Chinchilla creo que podría recorrerlas con los ojos cerrados. 

 


Pero vayamos a la carrera en si. Tras recoger el dorsal en Granada el viernes por la tarde nos subimos directo a Pradollano (la estación de esquí) para cenar un buen plato de pasta y a dormir. Pensaba que no dormiría nada, pero al final si que descansé…bueno descansar es mucho decir, ¡porque a las 3 toco el despertador! Tras revisar todo y preparar el mochilón con todo el material obligatorio, nos recogió el autobús que nos bajaba a la salida a Beas de Granada. Ese rato lo pasé un poco mal hasta la salida a las 6 de la mañana, porque entre los nervios y el estomago revuelto con sus correspondientes visitas al baño, pasé un poco de frio y tenía un tembleque que no hacía presagiar nada bueno. 


Pero una vez pasado el control de material, colocados entre los conos de salida (chapó a la organización con medidas de seguridad COVID), ver el arco, la música, la gente aplaudiendo, …todo el malestar desaparecía y solo tenía ganas de salir a darle ¡¡¡gas!!!. Mascarilla fuera tras pasar por el arco de salida y POR FIN, TRAS MÁS DE UN AÑO DE MIERDA VOLVIAMOS A COMPETIR. 




Tras 2-3 km de pista en llano controlando esas ansias de correr, llegaba la primera senda de subida, fila de a uno y a tirar para arriba. Al volver la mirada hacia atrás, ver toda la hilera de luces de frontales en la noche, con el pueblo de Beas de Granada al fondo, para mi, que no he corrido nunca de noche, fue una imagen de las que se te quedan grabadas en la retina para siempre. 

 

Tras coronar, había una pista bastante corrible en bajada hasta el primer avituallamiento, pero se echó una niebla espesa encima (nos acompañaría gran parte del recorrido, una pena porque os impidió disfrutar de las vistas) y la sensación de bajar a 4:00-4:30 sin ver más allá de tus narices, me agobio un poco, menos mal que iba viendo las luces rojas intermitentes de los que iban delante de mi y eso me tranquilizaba un poco. 

 

En el primer avituallamiento no paré porque llevaba isotónico y comida de sobra y me encontraba bastante bien. Emprendimos dirección Quentar, vadeamos un riachuelo, donde me moje por primera vez las zapatillas y de nuevo otra subida, pero esta vez ya amaneciendo y pudiendo vislumbrar entre la niebla el paisaje tan bonito del Parque Natural de Sierra Nevada. Sobre el Km 15 tuve un susto, porque tropecé con una raíz y me pegué una buena leche (para que dejarlo para más tarde…). Menos mal que fue solo “chapa y pintura”, me recompuse y tras una bonita bajada por senda llegamos a Quentar. 

 

En ese avituallamiento ya si que paré. Frontal fuera, cortavientos fuera, me puse los manguitos de nuestro Millan MN y tras pillar un plátano y beber algo de Coca Cola para despertar al cuerpo con la cafeína, otro repechón en dirección a Pinos de Genil. Parte de esta subida la hice con unos chicos muy majos de Córdoba y Yecla (es increíble la de gente que conoces y con la que hablas en estas carreras) que hicieron que los Kms se pasasen rápido. 

 

La bajada a Pinos de Genil fue infernal. Según el Garmin quedaban poco más de 2 km para el pueblo y aún estábamos en todo lo alto del monte, se veía el pueblo en el fondo del valle y me preguntaba ¿pero por dónde vamos a bajar?. Pues una senda y camino de hormigón con una pendiente que hicieron que mis rodillas y sobre todo, mi temida “cintilla” comenzase a quejarse. 

 

El avituallamiento de Pinos de Genil me lo tome con mucha más calma. Allí ya me encontré con los primeros “cadáveres” de la ultra,…que merito tiene esa gente, llevaban desde las 22.00 el día anterior corriendo. Me senté en una silla y me comí un sándwich de jamón york y queso, porque me apetecía algo salado. Y es que la alimentación es algo que se hace muy pesado en estas carreras. Yo llevaba mi pauta de barrita, gel, barrita, gel…cada media hora, más una pastilla de sales cada hora, y al final tanto “potingue” se hace bola en el estomago, por lo que el cuerpo te pide que cambies a algo salado o fruta. 

 

Hasta ahora iba por debajo de mis previsiones: 6 min/km el primer parcial, 7 min/km el segundo y 7:30 hasta el tercer avituallamiento….pero cuando después de 36 km y más de 1500 de desnivel, te dicen que “ahora empieza la carrera de verdad” ¡te dan ganas de sentarte en una piedra y echarte a llorar! Y es que de Pinos de Genil a Pradollano es todo subida, casi 2000 m positivos sin apenas descanso, ya no hay descensos largos, más allá de algún tobogán. ¿Lo bueno? pues que mis maltrechas rodillas lo agradecieron, ya que no se si habría aguantado otra bajada larga. 

 

Tras un tramo más o menos llano, corriendo por dentro de una antigua canalización de agua que atravesaba varios túneles al lado del embalse de Dornajo (¡precioso!), llegó un senda de subida muy pronunciada donde mis cuádriceps hicieron un amago de acalambrarse, tuve que bajar un poco el ritmo y todo controlado. 



Tras esto, una bajada muy corta, pero muy peligrosa en la que había que ir “a rastra culo” y llegaba el plato fuerte del día, el famoso barranco de las víboras con sus temidas zetas, que ríete tu de las de Chinchilla. 


Este tramo lo pase muy bien, adelantando bastante gente, ya que subiendo iba bastante mejor que bajando, y tras coronar con un montón de publico animando, haciendo sonar cencerros tipo “Tour de Francia”, llegaba el último avituallamiento del día, Dornajo. Tras este avituallamiento venía el tramo más feo del recorrido, 6 km por la carretera de subida a la estación de esquí, donde yo tenía pensado correr porque la pendiente era teóricamente mucho más suave…¡que iluso! Con la tralla que llevaba no era capaz de correr 200 m seguidos, por lo que lo hice casi todo andando. 

 

Al terminar la carretera, otro tramito de 4 km de sendas y por fin, Pradollando al fondo. Pero aún teníamos la última sorpresa del día. Al llegar a Pradollano, en lugar de ir directos a meta, tuvieron la genial idea de que, “para que todo el mundo tocase la nieve” meternos 200 m de paredón por las pista de esquí, sin crampones, para luego volver a bajar…en fin, de “perdidos al rio”. 

 

Vuelta a entrar en Pradollano y ahora si, que si, el arco de llegada al fondo, la música sonando, la gente animando y ver a mi mujer y mi hijo, poderles dar mil besos antes de entrar en meta, sonreír de oreja a oreja y llorar…si, llorar,…llorar por la satisfacción de superarte a ti mismo, por dejar atrás el año que llevamos, por la vuelta a la normalidad de las cosas y porque podamos volver a disfrutar de esta locura que nos une a todos que es correr y sentirte libre. 


Al final, un tiempo de 7:56:47 para completar los 62 Km y 3.464 m de desnivel que me marco el Garmin,  37 de la general y 15 de mi categoría …algo que no entraba ni en mis mejores pronósticos. 

 

Agradecer a todos los Chinguanes que me han dado ánimos y me han motivado para ir a la carrera, al socio por sus sabios consejos, a mis hermanos por acompañarme en las salidas por las tierras manchegas (algún día haremos alguna juntos!), a mis padres y,  sobre todo, a mi mujer y mi hijo, que me motivan y me animan en esta pasión por el running y la montaña. 


 

¡SALUD, KILOMETROS Y ESPERO QUE NOS VEAMOS PRONTO EN LAS CARRERAS!