Corre, ¿sin zapatillas? Re-aprendiendo a correr
25 junio, 2013 | por Oswaldo Rivera |
En base al trabajo del Dr. Lieberman y colaboradores publicado en 2010, es posible afirmar que la clave para reducir la fuerza de impacto al correr es el aterrizaje con la parte central y delantera del pie (estilo barefoot). Un patrón de movimiento que se altera de forma natural e inmediata si no se usa calzado, que además puede modificarse voluntariamente si se practica la carrera con calzado minimalista o de transición.
Tras una revisión sistemática realizada en 2012 a través de la base de datos Cochrane (la más importante en el campo de la medicina), el equipo de investigadores del Dr. Jones concluye que a pesar de las innovaciones tecnológicas en la industria del calzado para correr la incidencia de las lesiones se mantiene estable, lo que sugiere que el objetivo de proteger al pie y evitar lesiones es una batalla que las zapatillas deportivas no han ganado. Además, estos investigadores establecen que hasta ahora no hay evidencia que indique que la prescripción de zapatillas especiales para correr, basadas en las características del pie (e.g. con control de movimiento, anti-pronadoras), ofrezca una protección contra las lesiones producidas por el desgaste de las articulaciones.
En algunas sociedades, el uso del calzado se remonta a más de mil años. Partiendo desde esta premisa, es posible pensar que la correr descalzo no pertenece a nuestro contexto histórico. En términos más personales, es posible pensar que tras años de correr con calzado, practicar el estilo barefoot resultará una tarea de gran dificultad. Sin embargo, la gran capacidad del cerebro humano permite que los corredores aprendan a correr a través de un nuevo patrón de movimiento. La adopción de aquellos corredores que desde pequeños han corrido descalzos o en estilo barefoot es total. En comparación, aquellos que se inician tendrán un proceso gradual de transición al estilo barefoot. Esta situación requiere que el corredor se tome las cosas con calma. Existen algunos radicales, que sin un periodo de transición pasan del calzado especializado a ir descalzos. En consecuencia, esta acción puede traer la aparición de lesiones, las cuales se deben a la sobrecarga excesiva de músculos y tendones que aún no están en plena forma. El re-aprendizaje es uno de los temas claves, no hay que olvidar que correr es una actividad que comienza y termina en el cerebro. Al correr descalzos se reduce el impacto al aterrizar de forma inmediata, debido a que no se aterriza con el talón, sin embargo, la conexión entre el cerebro y los músculos no tienen un efecto tan inmediato.
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