.slideshow-container {width: 297px;height: 221px;background: #bb0000;border: 2px solid #bb0000; }

domingo, 29 de octubre de 2017

POR 42 RAZONES O 42 REASONS WHY…

42 razones tengo como 42 kilómetros tiene una maratón. Estas son mis 42 motivos para correr por las calles de Valencia el 19 de noviembre.
-       Km 1 à Voy a correrte porque nunca pensé que un cuerpo que nunca había movido un amparo haya recorrido tantos kilómetros hasta llegar aquí.
-       Km 2 à Voy a recorrerte para demostrarme que soy perseverante y trabajadora.
-       Km 3 à Te correré  para demostrar que puedo seguir un plan de entrenamiento durante muchos meses.
-       Km 4à Voy a por ti porque he madrugado sábados, domingos y festivos a horas que no estaban puestas las calles para entrenar.
-       Km 5 à Correré por las avenidas y calles de una ciudad que solo conocía de fiesta y alcohol.
-       Km 6 à Vamos a disfrutar de la ciudad de la luz y del sol.
-       Km 7 à Corro para poder disfrutar de la paella valenciana posterior.
-       Km 8 à Vamos a terminar porque soy cabezona como nadie.
-       Km 9 à Porque a pesar de todo lo que he perdido sigo siendo yo misma.
-       Km 10 à Porque he sufrido muchos días de pena y angustia para llegar preparada hasta aquí.
-       Km 11 à Corro el undécimo por mis sobrinos, para demostrarles que el esfuerzo y el trabajo duro traen satisfacción.
-       Km 12 à Para enseñarle a mis alumnos la necesidad de tener cultura del esfuerzo, de que en la vida todo cuesta, pero que la satisfacción de conseguirlo es superior.
-       Km 13 à El décimo  tercero se lo dedico a todos lo que no pensaron que lo conseguiría por todo lo que llevo detrás.
-       Km 14 à Corro por todo el dinero invertido en carreras, gasolina y zapatillas este último año.
-       Km 15 à Vamos a pasarlo pensando en los resfriados por la bajada de defensas que he tenido.
-       Km 16 à Por la dureza de entrenar en agosto con más de 35º y mucha humedad en Santa Pola.
-       Km 17 à Por haber sacado tiempo en mi viaje de verano a Cuba para entrenar en el gimnasio del resort aunque fuera en la cinta de correr y con las pesas.
-       Km 18 à Por las noches sin dormir pensando en mis problemas y las mañanas de tiradas largas con ojeras.
-       Km 19 à Por la vida social que me he dejado atrás y renunciado para poder entrenar. Y que recuperaré a partir del día 20 de noviembre, si me puedo mover.
-       Km 20 à Por los gintonics que he rechazado para poder estar bien.
-       Km 21 à  Por las cantidades ingentes de dinero invertido en geles, gominolas y vitaminas.
-       Km 22 à Por las mini tetis que se me han quedado de tanto entrenar.
-       Km 23 à Por los vaqueros de la talla 34 de Don Amancio que me puedo embutir.
-       Km 24 à Por poder darme mil caprichos durante la semana y no engordar ni a la de tres.
-       Km 25 à Por conseguir esa medalla tan soñada.
-       Km 26 à Por demostrarme que tengo un cuerpo fuerte y sano.
-       Km 27 à Por mi cabecita loca que aún siendo rubia y “cabra loca” tiene la cabeza bien amueblada.
-       Km 28 à Por toda la ropa sudada que he acumulado estos meses. Tengo más lavadoras de ropa deportiva que de ropa de casual.
-       Km 29 à Por todas las carreras hechas este año con frío y, sobre todo, mucho calor.
-       Km 30 à Por vencer al MURO, no el de Invernalia, pero el de la MARATÓN.
-       Km 31 à Corro para tener un corazón sano que lata con mucha fuerza durante mucho, mucho tiempo.
-       Km 32 à Corro por todos los que me queréis a pesar de mis “locuras” y “tontás”.
-       Km 33 à Porque estoy poniendo mucha pasión en este objetivo, como todo lo que hago en la vida.
-       Km 34 à Porque hace cinco o seis años cuando empecé a correr con Converse durante 10 minutos jamás pensé que sería capaz de plantarme un dorsal de una maratón.
-       Km 35 à Porque sueño con ser capaz de poder correr durante muchos años aunque mis marcas sean bien lentas.
-       Km 36 à Por toda la gente buena que he conocido en este mundo.
-       Km 37 à Por compartir la dureza de 42 kms con una buena amiga.
-       Km 38 à Por compartir las alegrías y la tristeza con gente porque, al fin y al cabo, soy muy afortunada de tener tanto.
-       Km 39 à Porque voy a superar la pena que me invade y voy a ser muy feliz.
-       Km 40 à Corro por todo lo que he perdido y he dejado atrás para poder cumplir este sueño que jamás imaginé.
-       Km 41 à Me voy a arrastrar hasta llegar a meta por mí, por todo lo que me queda por vivir y disfrutar.
-       Km 42 à Conseguiré llegar a meta por ti papá que ya no puedes dar un solo paso,   con todo lo que caminaste y recorriste. Para cagarme en esa jodida enfermedad que tienes que te obliga a postrarte en una silla.




Por Ana Mora(@anaojete1)

XXX MEDIA MARATÓN CIUDAD DE HELLÍN: HONORIO SORIA CIFO



Agradecer: sentir o mostrar gratitud. Dar las gracias.

Así podía titular este post sobre la media maratón de hoy en Hellín. Gracias a ti, Lucía González, compañera y amiga, a mis niños hellineros del CEIP Martínez Parras, a sus familias, a los compañeros del 215, a María José de Madrigueras, a Raquel Cuevas, a Joaqui Martínez, a Vicente Toledo y a toda la gente maravillosa que hoy me han animado a terminar mi “nosecuantas” media maratón. Ya he perdido la cuenta de cuántas llevo, pero creo que rondaré la casi veintena.

Hoy no era el día. De hecho, no era la semana. Comencé con una infección de garganta bastante fuerte. Fui al médico el lunes y me recetó antibióticos y medicamentos antitusivos que me dejaron catatónica la semana. Aún así, el martes logramos correr 18 km por el cordel de Chinchilla a ritmo de 5:48´de media. El miércoles me escapé a clase de body pump para fortalecer las piernucas y que sigan aguantando la tralla maratoniana. Por la noche, fui a mi fisio favorita, Rosario, a que me descargara mis “tocados” jamones. El jueves descanso absoluto por prescripción de Rosario y mía propia porque no podía con mi alma. El viernes tendría que haber hecho 10 km con series y cambios de ritmo, pero estaba tan congestionada que, a duras penas, logré hacer 6 km a 5:28´de media. El sábado, por la mañana, salí a desconectar y disfrutar del sol que hacía. Mi mente estaba perdida en otros derroteros y pensando en otras personas y lugares. Activé mis piernas con 7,5 km a ritmo y pulsaciones muy cómodas. Me duché rápidamente para no coger más frío y me fui a dar una vuelta con una amiga para despejarme.
Por la tarde, la congestión fue a más, ya no sé si será de tipo alérgico o emocional o yo que sé, pero tengo una voz atercipelada de camionero resacoso y mocos por todas partes.
Con el cambio de horario, dormí muy intranquila por miedo a llegar tarde a Hellín y me desperté sobre las 5 AM.  Desayuné tan pronto que a partir del km 17 tuve un hambre atroz. Un gel no me sació, necesitaba mandanga de la buena.

Recogí a Lucía y María José a las 8 y nos fuimos a mi segunda ciudad ya, Hellín. Llegamos tan pronto que pudimos coger camiseta de chica y de tallas pequeñas. Todo un acierto porque ha sido de las mejores camisetas del Circuito de Albacete.
Se suponía que teníamos que correr unos kms previamente, pero ni mi cuerpo ni mi mente me dejaron. Calentamos durante 1,5km aproximadamente por los aledaños del estadio de Santa Ana. La temperatura fue ideal para correr, sobre 20º y nublado. Sin embargo, no las tenía todas conmigo de poder acabar. Estaba vacía, baja de moral, tocada y hundida. Mi mente seguía nublada con mis problemas desde ese fatídico 5 de septiembre. Nunca había experimentado correr y llorar a la vez. Es una experiencia realmente catártica y liberadora. En serio, prefiero las carreras en las que voy con una sonrisa bien grande de oreja a oreja, pero hoy solo sonreí cuando vi a mis chicos del CEIP Martínez Parras.

La primera vuelta íbamos algo más rápido de lo que nos habíamos planteado. Aún así iba cómoda y cuando subimos por la C/ López del Oro camino a San Roque no noté cansancio. Arriba en la iglesia, nos esperaban nuestros alumnos con una pancarta maravillosa que nos dio alas. ¡Muchísimas gracias! Es increíble cuando corres el subidón que dan los ánimos de tu gente querida. Creo que nadie que no haya corrido nunca , sabe lo que experimenta el cerebro y el cuerpo cuando te gritan:
-       ¡Vamos, Ana, dale duro!

Las tres mosqueteros, dos chinguanas y una madriguerense


San Roque y nuestros pequeños dándonos ánimo


Es maravilloso. El cerebro debe de segregar algún tipo de hormona que te hace seguir con brío.
Después, vimos a más niños de 6º curso, súper bonicos. Bajamos por la avenida del colegio Entreculturas y nos topamos de bruces con nuestro Jesús de Yeste. Estaba totalmente mimetizado con el barrio: sus rizos morenos de Camarón, su reloj enorme dorado, su camisa negra abierta hasta casi la cintura y sus gafazas de sol Armani. ¡Todo un dandi gitano!
Volvimos a tener “subiduki” del bueno, a acelerar, pero aún quedaban muchos kilómetros por delante.
Bajamos por el monasterio franciscano y unas callecitas estrechas del Rabal de Hellín. Pasamos por el km 10,5 en 55 minutos. Allí me encontré con otra niña de mi tutoría, preciosa y súper alegre que me chocó las manos y me dio subidón para continuar por los campos.
Sobre el 16, teníamos otra vez la subida al Calvario y me supo un poco regular. Yo solo pensaba en seguir y en mis padres, en lo orgullosos que estarían de verme correr tan alto y tan largo, sobre todo, cuando de adolescente odiaba sudar y cualquier deporte. Lo estaba/estoy consiguiendo, terminar carreras y hacer del deporte y de la vida sana un estilo de vida para mantenerme fuerte y sana mucho, mucho tiempo.
 
Disfrutando como enanas al ver a nuestros alumnos

El mejor cartel de animación de una carrera ever

Paré unos segundos, pero Lucía me esperó. ¡Muchas gracias! Enseguida, me repuse y seguí. Los niños y sus familias seguían allí arriba y fue genial.
Ya llegando al parque sobre el 20, noté un tirón en el isquio izquierdo y mucha, mucha hambre.  Entré en el estadio de Santa Ana y di la vuelta y paré el Garmin en 1 hora, 58 minutos, 10 segundos. Según entraba en meta, se me saltaron las lágrimas. Lo conseguí, una vez más, mis piernas superaban a mi cabeza y, sobre todo, a mi corazón tan roto y hecho añicos.

 
El veredicto final
Por eso, por acompañarme, por animarme, por sonreírme, por abrazarme, por esas palabras de ánimo: GRACIAS y muchas gracias, sobre todo, a la vida que aunque perra y dura, te permite seguir completando sueños.


Por Ana Mora aka @anaojete1


domingo, 22 de octubre de 2017

LA PIEL QUE HABITO

7:00 am vuelve a sonar la alarma de mi iPhone. No me lo puedo creer, otro día más de madrugón para hacer kilómetros. Me levanto tropezándome con montones de almohadas apiladas en el suelo y zapatos desorganizados. Me voy al wc. Me cambio rápidamente y me pongo mi outfit Gofioplus. Estas tiradas me están sirviendo para poner a prueba la ropa del maratón y, hasta ahora, los shorts del equipo me resultan los más cómodos. Preparo un perol de café y desayuno un tazón de muesli con plátano y un zumo con cuatro naranjas. Lo de las naranjas y las tiradas largas ha sido un epic fail. Demasiada fibra y vitamina C, pero como tengo las defensas algo bajas no quiero arriesgarme a caer enferma. Me recreo en el peinado. Últimamente, tengo el pelo tan largo que se me enreda en todas las tiradas largas. Así que estoy probando a recogerlo en un moño alto aderezado con un lazo rojo. Me echo bien de vaselina en los pies y me pongo mis nuevos calcetines de sporcks. Han sido todo un acierto. Además de ser súper monos, llevan protección en los dedetes y en el talón y parece que me duelen menos las uñas con ellos.
Quedamos a las 8:30 en Filípides, Lucía y Carmen Cañizares. Carmen es una máquina de mujer y de runner. Siempre tiene una sonrisa y una palabra de ánimo. Ha hecho maratones de asfalto míticas como Atenas y Berlín y nacionales como Valencia, San Sebastián y Madrid. Sin embargo, donde realmente disfruta es en la montaña. Carmen fue la "locática" que me convenció para hacer mi primera travesía de montaña en Caravaca que tanto sufrí y terminé gracias a ella.
Salimos a ritmo cómodo en dirección a Tinajeros. Carmen nos controlaba el ritmo, puesto que Lucía y yo somos "cabras locas" y cambiamos de ritmo sin darnos cuenta y eso es mal para maratón.
Sobre el km 10, me tomé un gel de 226ers y me sentó genial. Sin rastro de cansancio ni fatiga de los 12 km previos que hice a mediodía el viernes. Sobre el 13,5 decidimos dar la vuelta. Aún sigo sin llegar a ver el poblado ...
La verdad es que no noté nada de cansancio durante los 27 km. Gracias a Carmen nos controlamos todo el tiempo y llegamos al 27 bastante frescas. Además, se nota el "frilor" otoñal que ayuda a correr sin necesidad de tomar tanto líquido.
En definitiva, que cada día con cada entrenamiento, sobre todo, tiradas largas, me sorprendo de mi fortaleza física.
Hace algunos años, me quejaba de mi barrigota poco plana, de mis muslos de jamón de Trévelez, de mis brazos flácidos y, ahora, alucino con lo que están aguantando. A día de hoy, sigo sin dolores ni lesiones, "soy manchega, me recupero pronto". Mis jamones de Trévelez están haciendo cada vez más y mejores entrenamientos. Me siento fuerte y orgullosa de la piel que habito. Sí, ya sé que tengo pecas y lunares, que hay zonas con flacidez y algo de celulitis, pero no me importa porque sé que tengo un cuerpo sano y fuerte. Y, al fin y al cabo, esto va de sentirse así: orgulloso de tener un cuerpo sano que te permite disfrutar de la vida.
Súper Cañizares y Luci

Km 13,5 llegando a Tinajeros

Calcetines SPORCKS todo un descubrimiento

Mi Garmin y sus 27 km


Ana Mora a.k.a @anaojete1

martes, 17 de octubre de 2017

DE RUNNING, DE VIAJAR, DE ÉTICA Y DE REDES SOCIALES…

Vivimos en una sociedad de la tecnología donde las amistades y los ligoteos se tienden a construir más con filtros Juno o Valencia que en bares, parques o cafeterías.
Vivimos atacados y enganchados al baterías externas para que nunca se nos apague el iphone, para estar siempre conectados y online.
Vivimos tan pendientes del móvil que no nos paramos a escuchar al otro, al que tenemos en frente. No llegamos a conocer la esencia de esa persona que tenemos aquí y ahora, de forma tangible.
Esta historieta que voy a contar ahora tiene mucho de novelesca y de serie de televisión. De hecho, me recordó al episodio primero de la tercera temporada de Black Mirror.  Si no la habéis visto, os dejo el link del trailer:


Pues bien, las historias de la vida real comienzan con una red social, instagram. Empecé a postear fotos hace unos años como medio de guardar imágenes, y recuerdos de mi vida. Al cabo del tiempo, los seguidores crecieron, pero no dejan de ser eso, seguidores, voyageurs de la vida ajena. En este muestrario de la vida y de los likes, comienzan las relaciones de filtro Valencia.
Siempre he confiado en el poder sanador de las personas, de la fuerza de un abrazo o de una conversación real mirándose a los ojos. De ahí, que seamos animales gregarios y sociales que nos guste estar rodeados de los otros. Sin embargo, las redes han suplido esta labor, haciéndonos creer que la familia y el círculo virtual son nuestros amigos. Pues no, los amigos te sacan una sonrisa, te sacan a bailar,  te invitan a una cerveza, te escuchan, te hablan cuando estás cansado si tienes que conducir, se interesan por ti, te abrazan,…

Por supuesto, que también tienen cosas buenas y positivas. Te dan la oportunidad de conocer y aprender mucho. Sin embargo, hay que saber quitar la máscara del que está detrás de la pantalla del iphone y no confiar 100% en ese cierto perfil que se crean.

Gracias a Instagram, Strava y Garmin connect, podemos conocer a muchísimos runners que compartan nuestra afición. Con la edad, cada vez nos apetece menos salir de fiesta a darlo todo, pues las resacas nos duran lustros. Y preferimos conocer gente de forma tecnológica. Pero, ojito con los perfiles construidos a golpe de filtro porque “Después de todo, cada cual lleva su máscara…”